1er Encuentro Juvenil Paulista
“El misterio de la cosecha del Día Postrero”
Muy buenas tardes, jóvenes, en este Primer Encuentro Juvenil Paulista, aquí en San Pablo, Brasil, en Itapecerica da Serra, en Brasil. Es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos alrededor del tema: “EL MISTERIO DE LOS COSECHADORES DEL DÍA POSTRERO”.
En la mañana estuvimos hablando acerca de “EL MISTERIO DE LA COSECHA DEL DÍA POSTRERO”; y en esta tarde estaremos identificando un poco más ampliamente los Cosechadores, o sea, los Segadores; Segadores para el Día Postrero de esta gran Cosecha.
Para lo cual leo San Mateo, capítulo 13, verso 30, donde dice:
“Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero”.
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro amado Señor Jesucristo conocía la forma y las leyes de la siembra y de la cosecha en medio del pueblo hebreo; y Él habló del Día Postrero, profetizando con estas parábolas que usó, las cuales tomó del campo, de las cosas que ya el pueblo conocía, como la siembra del trigo en el campo, donde también aparece la cizaña; y Él representó a los hijos del malo, o sea, los hijos del diablo, los representó en la cizaña; y los hijos de Dios, los hijos del Reino, los representó en el trigo.
También Jesucristo en una ocasión dijo algo muy importante, y se encuentra en San Mateo, capítulo 15, verso 13, donde dijo:
“Pero respondiendo él, dijo: Toda planta que no (sembró) mi Padre celestial, será desarraigada”.
¿Y qué pasará con esas plantas, las cuales representan seres humanos? Serán echados en el fuego. Los que estén vivos en este tiempo serán echados en el fuego que vendrá en la gran tribulación, y los que ya partieron en el pasado se encuentran en la quinta dimensión; y luego, en el Juicio Final, serán condenados y serán echados al lago de fuego.
O sea que el final de toda planta que no sembró mi Padre celestial, representados en la cizaña (porque Dios no siembra cizaña)…; y ahora, el final será ser echados al lago de fuego.
Pero el final del trigo, que son los hijos de Dios, es ser cosechados y colocados en el Alfolí de Dios con vida eterna, para vivir por toda la eternidad en el glorioso Reino de Dios, que estará establecido en este planeta Tierra.
Jesucristo es el Dueño de toda la siembra y de todo el terreno también.
Juan el Bautista profetizando de las cosas que sucederán para el tiempo final dijo (y también para aquel tiempo), en el capítulo 3, verso 10 al 12, de San Mateo:
“Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego”.
Esos son los árboles que no sembró nuestro Padre celestial, que no dan el fruto del Reino de Dios. Juan el Bautista sigue diciendo que serán echados ¿dónde? En el fuego.
“Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.
Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero…”.
Ahora, ¿quién es el que recoge el trigo en el Granero? Nuestro Señor; pero para eso Él tiene obreros que estarán trabajando: tiene los Segadores, a los cuales enviará en el Día Postrero y a través de los cuales estará manifestado para llevar a cabo esa labor.
“… y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego (que nunca se acabará, o) que nunca se apagará”.
O sea, fuego que nunca se apagará mientras hay algo para ser quemado. O sea que no se apagará ese fuego (o sea, el lago de fuego) hasta que queme todo lo que tiene que quemar; y después desaparecerá el lago de fuego, porque han desaparecido todos los que fueron echados al lago de fuego.
Y ahora, vean ustedes cómo Cristo tomando esas cosas normales y naturales del pueblo hebreo, como árboles, como trigo, cizaña, y también los segadores, cómo representa la Obra que Dios llevará a cabo en el tiempo final, en donde recogerá el trigo en Su Granero; pero la cizaña y la paja y todo árbol que no sembró mi Padre celestial será desarraigado y echado en el fuego.
La gran tribulación viene sobre la Tierra, y va a llevar a cabo una limpieza aquí en la Tierra: va a quemar la cizaña conforme a la parábola de Cristo. Y Cristo habló esta parábola de acuerdo a las profecías del Antiguo Testamento; o sea que no hay ninguna contradicción en lo que Cristo está diciendo con lo que dijeron los profetas del Antiguo Testamento.
Por ejemplo, Malaquías, capítulo 4, dijo:
“Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama”.
Eso es lo que Cristo dijo que sucederá con los malos, con la cizaña, con los hijos del malo. Pero para el trigo, que son los hijos de Dios, los hijos del Reino, que son los que temen el Nombre del Señor, dice:
“Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia (esto es: nacerá la Segunda Venida de Cristo), y en sus alas traerá salvación”.
El sol literal no tiene alas literales; y Cristo, siendo el Sol de Justicia, tampoco tiene alas literales, pero tiene las dos Alas ministeriales de Moisés y de Elías, para manifestarse volando en este tiempo final y para llevar a Sus hijos en este tiempo final. O sea que vendrá Jesucristo, el Águila mayor, volando con esas dos poderosas Alas de los ministerios de Moisés y Elías.
¿No dice la Escritura que el Hijo del Hombre vendrá con Sus Ángeles[1]? Y siendo Jesucristo el Águila mayor —porque un profeta es representado en un águila—, y siendo un profeta mayor es representado en un Águila mayor; y Sus Alas son los ministerios de Moisés y Elías.
Esa es la forma que viene Jesucristo en Su Venida en el Día Postrero: con Sus dos Alas como el Sol de Justicia, trayendo salud en Sus Alas; o como el Águila mayor, trayendo salvación en Sus Alas.
Si ustedes leen en el mensaje “Sobre las Alas de una Paloma blanca”, ustedes encontrarán que dijo el precursor de la Segunda Venida de Cristo que un Águila nos llevará en el rapto[2]; ese es el Águila mayor, Jesucristo con Sus Alas, Sus ministerios de Moisés y Elías; Jesucristo viniendo en Espíritu Santo y manifestándose en el Día Postrero en carne humana, y manifestando Sus ministerios.
Ver el cumplimiento de estas cosas es estar viendo el Águila que nos llevará en el rapto. Es Jesucristo con Sus ministerios de Moisés y Elías manifestados, y el ministerio de Cristo también manifestado, en el Día Postrero.
Y todo esto Jesucristo los manifiesta en carne humana en el Día Postrero; y así es como estaremos viendo al Águila que nos llevará en el rapto en el Día Postrero.
Ahora, hemos visto también el Sol naciendo, y hemos visto Sus Alas, las Alas del Sol, las Alas del Sol de Justicia; y el Sol de Justicia es Cristo en Su Segunda Venida, y Cristo en Su Segunda Venida viene con Sus Alas, que son los ministerios de Moisés y Elías.
Y estar viendo en el Día Postrero la manifestación de Jesucristo en Espíritu Santo por medio de Su Ángel Mensajero operando los ministerios de Moisés y de Elías, y de Jesucristo por segunda vez —de Elías por quinta vez y de Moisés por segunda vez—; eso es estar viendo al Sol de Justicia resplandeciendo y trayendo salvación para los escogidos de Dios, para llevarnos en el arrebatamiento hacia la Cena de las Bodas del Cordero.
Primeramente, nos coloca en una edad más alta: la Edad de la Piedra Angular; eso es un rapto espiritual, para luego materializarse el rapto literal, que será ser sacados de esta Tierra en cuerpos inmortales y llevados a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo.
Ahora, podemos ver que antes de materializarse el arrebatamiento literal de los escogidos de Dios y ser colocados en la Cena de las Bodas del Cordero, en lo espiritual eso ocurre cuando somos llamados y somos subidos a la Edad de la Piedra Angular.
Y los que han subido a la Edad de la Piedra Angular…, y los que faltan por subir (los cuales subirán, porque tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero en este Día Postrero), al ser llamados, responden al llamado de Dios, y son juntados con todos los demás escogidos en la Edad de la Piedra Angular; y así son preparados para ser raptados literalmente a la Cena de las Bodas del Cordero.
O sea que primero ocurre en lo espiritual un rapto, para luego ocurrir un rapto literal y ser llevados a la Cena de las Bodas del Cordero.
Es como cuando Abraham recibió la promesa de un hijo que tendría por medio de Sara[3]. Abraham lo creyó en su alma, y al creerlo ya lo tenía, y no se veía; pero lo tenía allá adentro. ¿Que lo tenía allá adentro ya ese hijo prometido? Claro que sí.
Porque el que tiene la Palabra creadora de Dios hablada para la persona y creída en el alma, ya tiene allá adentro lo que Dios ha prometido; lo único que falta es que se materialice, eso es lo más sencillo. Lo más difícil ya lo tiene, lo más difícil lo tiene dentro.
Ahora, miren ustedes, cuando Abraham diezmó a Melquisedec, dice la Escritura que Leví estaba también diezmando[4]. ¿Y dónde estaba? Pues ya Abraham tenía todos sus hijos y sus nietos y sus bisnietos. ¿Por qué? Porque ya lo había creído allá en su alma, lo que Dios le había prometido; y estaban en sus lomos la parte que se materializaría, pero la Palabra que haría que eso se cumpliera él la tenía en su alma.
Así es con toda promesa de Dios: es tener la Palabra prometida en el alma, tenerla ahí creída con todo nuestro corazón; y luego se tiene que materializar.
Ya la persona está viendo lo que no se ve, lo está viendo allá en el alma, lo está viendo con los ojos de la fe; con los ojos de la fe, allá los ojos del alma; y lo está viendo también con los ojos del espíritu, que es la imaginación. ¿Usted no puede ver allá en su espíritu muchas cosas? Claro que sí.
Miren, vamos a pensar que vamos viajando en un avión de San Pablo a Río de Janeiro. Pensamos eso; ¿vieron que nos vimos viajando? Porque con la imaginación uno ve allá en el espíritu; y podemos ver y podemos oír, y todas estas cosas las tenemos allá en el espíritu; son los sentidos del espíritu que contienen el equivalente a los sentidos del cuerpo.
Y ahora, vean ustedes, ya Abraham, primeramente, lo vio con los ojos de la fe allá en el alma, y luego lo vio con los ojos del espíritu; y ya al verlo, ya él veía a Sara embarazada, y luego veía cómo pasaba el tiempo; y veía el mes número nueve, y la veía dando a luz, y veía el niño naciendo; y Abraham se veía diciéndole: “Hijo mío, Isaac, bienvenido”.
¿Ve? Todo eso él primero lo vio en el alma primero, con los ojos de la fe, luego en el espíritu, con los ojos del espíritu, con la imaginación. Y Abraham no razonó en forma negativa, o sea, Abraham no dijo: “Mi esposa ya es avanzada en edad (por no decir viejita)”.
Desde que tenía menos de 89 años ya Abraham tenía esa promesa, pero ya Sara tenía unos… vamos a ver, unos 65 años cuando Dios le dio la promesa a Abraham. Abraham tenía unos 75 años. Y ya una mujer con 65 años estar pensando en dar a luz, eso es algo difícil; y quedar embarazada, más difícil todavía. Pero Dios había dicho que Abraham tendría un hijo por medio de Sara, y ya Abraham tenía 75 años y Sara 65; y Abraham creyó a Dios.
Dios le mostró las estrellas de los cielos, y le dijo: “Mira hacia arriba (de seguro era una noche estrellada), y mira las estrellas, y cuéntalas, si las puedes contar”. Solamente contando las de la Vía Láctea, ya cuando va por 100 o por 500, ya se le olvida cuántas lleva, y todavía no va ni por la cuarta parte de las que hay allí.
Ahora, Dios le dijo: “Así será tu descendencia, tu simiente”; y todavía no tenía hijos por medio de Sara.
Ahora, la pregunta es: ¿Hay alguna cosa imposible para Dios? No la hay[5]; por lo tanto, lo que Dios ha dicho, así Dios hará.
Ahora, miren ustedes, la Iglesia del Señor Jesucristo ha recibido la promesa de una resurrección para los que han partido y una transformación para los que vivimos, y esa promesa la tiene desde hace dos mil años atrás; y también la tiene la Iglesia del Señor Jesucristo desde antes de nacer el Día de Pentecostés, la tiene desde el Antiguo Testamento, y aun desde antes del Antiguo Testamento también la tiene; y aun antes de la Creación también la Iglesia del Señor Jesucristo tiene esa promesa, porque la Iglesia del Señor Jesucristo estaba en la Mente de Dios desde antes de la fundación del mundo, y cada uno de nosotros estábamos ahí en la Mente de Dios.
Así que cuando Dios hizo Su Programa, ahí Él colocó esas promesas; y desde el momento en que Dios colocó esas promesas en Su Mente, desde ese tiempo todos nosotros tenemos la promesa de la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos.
Ahora, han pasado miles de años, pero ¿impide eso para que se cumpla esa promesa? Es que Dios tiene un tiempo en específico para cumplir cada promesa; y hasta que no llegue ese tiempo, la persona no puede ver el cumplimiento de esa promesa, excepto en su alma, con los ojos de la fe, y en su espíritu, con los ojos del espíritu, que son la imaginación.
Pero la materialización de esa promesa, para ser vista con nuestros ojos naturales, tiene que esperar al momento exacto para ver cumplida esa promesa.
Ahora, es muy importante, antes de ver una promesa cumplida, verla en el alma con los ojos de la fe, y verla en el espíritu con los ojos de la imaginación; o sea, que venga del alma hacia afuera todo eso.
Y ahora, la Iglesia del Señor Jesucristo está como Sara durante las edades de la Iglesia gentil, hasta la séptima edad de la Iglesia gentil: con una promesa; pero cada día se iba poniendo más vieja o más avanzada en edad Sara, y también la Iglesia.
Y podían decir (la gente): “Es imposible que eso que Abraham dice se vaya a cumplir, pues cada día Sara está más avanzada en edad, y Abraham también”. Y la gente podrá decir que a medida que ha ido pasando el tiempo la Iglesia del Señor Jesucristo se ha puesto más avanzada en edad, y que es imposible que por medio de Ella venga el Hijo prometido, el Hijo de Abraham prometido para venir en el Día Postrero, en el cumplimiento de la Segunda Venida de Cristo.
Pero ¿saben ustedes una cosa? Que así como Abraham recibió una transformación, un cambio, un rejuvenecimiento, y Sara también un rejuvenecimiento y un cambio de nombre, encontramos que la Iglesia del Señor Jesucristo ha recibido un cambio: ha sido cambiada de las siete edades o etapas de la Iglesia gentil a la Edad de la Piedra Angular; y ahora es una Iglesia nueva, jovencita; la misma Iglesia cambiada o transformada de las edades a la Edad de la Piedra Angular, y del Lugar Santo al Lugar Santísimo.
Y por medio de esta Iglesia y en medio de la Iglesia de Jesucristo es que la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles tiene que ser vista en este Día Postrero, porque Ella es la que tiene la promesa del Hijo prometido.
No podemos esperar el cumplimiento de la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles por medio de una religión pagana; es por medio de la Iglesia del Señor Jesucristo.
Ahora, hemos visto cómo Sara de momento no creyó, y menos para el tiempo en que Elohim apareció con Sus Arcángeles y comió con Abraham, y le habló del hijo prometido. Y el hijo prometido vendría el próximo año por ese mismo tiempo; o sea que para el próximo año ya el hijo prometido estaría en la Tierra[6].
Ahora podemos ver que para el tiempo final, en un nuevo Año, en un nuevo día dispensacional y en un nuevo día de edad, la Edad de la Piedra Angular; y un nuevo Año…
El pueblo hebreo cada siete años tenía el año séptimo, que era festivo, era de descanso para toda la Tierra; no se podía trabajar; lo que nacía en la tierra lo podían tomar y se lo podían comer, pero no podían llevar a cabo una cosecha en ese tiempo, y tampoco podían sembrar en ese año; por lo tanto, la Tierra tenía reposo.
Así sucedía en un lapso de tiempo de 49 años. En 49 años tenían 7 años sabáticos o de descanso para la Tierra; y después del último año, que era el año 49, que también era de descanso para la Tierra, llegaba el año 50, que era el año del jubileo, el año de la liberación, el año de la redención para la tierra y para los que estaban esclavos, los cuales quedarían libres y regresarían a su herencia; y así eran restaurados a la posición en que Dios los había colocado. Eran restaurados a su herencia, y su herencia era restaurada a ellos[7].
Y para el Año del Jubileo, que es la Edad de la Piedra Angular, la que corresponde al ocho, o sea, al Año festivo número ocho, que también es el Año Cincuenta, el cual es el Año del Jubileo; en el Año del Jubileo actualizado en la Iglesia del Señor Jesucristo, que es la Edad de la Piedra Angular, viene la liberación de todos los escogidos de Dios; seremos libertados, seremos transformados, y eso es una liberación.
Estamos, humanamente hablando, en cuerpos mortales y estamos como los demás seres humanos, y estamos en la condición de esclavos, humanamente hablando; porque el mundo está como esclavos en este planeta Tierra, como estaba el pueblo hebreo allá en Egipto. Pero para el Día Postrero habrá una liberación, como la hubo en el tiempo de Moisés.
Y por eso es que para el Día Postrero regresa Moisés de nuevo, regresa el ministerio de Moisés por segunda vez, para estar en la liberación, en el éxodo de todos los hijos e hijas de Dios; y seremos restaurados a la vida eterna, a todo lo que perdió Adán y Eva allá en la caída.
Ahora, podemos ver que para este tiempo final los escogidos de Dios son juntados en el Cuerpo Místico de Cristo, en la Edad de la Piedra Angular, por medio del ministerio de los Ángeles del Hijo del Hombre, enviados por el Hijo del Hombre en el Día Postrero.
Hemos visto: “EL MISTERIO DE LOS COSECHADORES DEL DÍA POSTRERO”.
Son tres: el Hijo del Hombre, que es el ministerio de Jesucristo, manifestado en el Día Postrero con los ministerios de Sus Ángeles, que son los ministerios de Moisés y Elías.
Por eso es que en la parábola del trigo y de la cizaña Jesucristo muestra Sus Ángeles enviados como los Segadores para llevar a cabo la cosecha. Y en Apocalipsis, capítulo 14, encontramos que es uno el que lleva a cabo la cosecha. Vean ustedes, Apocalipsis, capítulo 14, verso 14 en adelante, dice:
“Miré, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz aguda.
Y del templo salió otro ángel, clamando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: Mete tu hoz, y siega; porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra está madura”.
Ahora, aquí podemos ver que el que siega, o sea, el que cosecha, es el Hijo del Hombre, es el que está sentado en esa nube. Es el Hijo del Hombre que aparece en San Mateo, capítulo 24, verso 30 en adelante.
Y en San Mateo, en el verso 31, dice que envía Sus Ángeles con Gran Voz de Trompeta, para juntar, para recoger a Sus escogidos; y así es como se lleva a cabo el recogimiento o cosecha de los escogidos en el Día Postrero; y son cosechados de la Dispensación de la Gracia y colocados en la Dispensación del Reino.
Son llevados más arriba, a la Edad de la Piedra Angular, donde estarán escuchando la Voz de Jesucristo como una gran voz de trompeta dando a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.
Estas cosas solamente son conocidas en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación de Reino. Es ahí donde Jesucristo estaría manifestado con Sus Ángeles en el Día Postrero, estaría manifestado por medio de Su Ángel Mensajero en este tiempo final; y a través de Su Ángel Mensajero estaría dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, conforme a Apocalipsis, capítulo 22, verso 6, y Apocalipsis 22, verso 16:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias (¿De qué cosas? De estas cosas que deben suceder pronto)”.
Ahora podemos ver por medio de quién son dadas a conocer estas cosas que deben suceder pronto: es por medio de Su Ángel Mensajero; y por eso Juan quiso adorar a los pies del Ángel que le mostraba estas cosas; quiso hacerlo en dos ocasiones y le fue prohibido.
En Apocalipsis, capítulo 19, verso 9 al 10, trató de adorar al Ángel, y el Ángel le dijo que no lo hiciera, que adorara a Dios. Y en Apocalipsis 22, versos 6 al 9, también trató de adorar al Ángel, y el Ángel le dijo que no lo hiciera.
¿Por qué trató de adorar al Ángel? Porque vio a Jesucristo en Espíritu Santo manifestado en Su Ángel Mensajero, y escuchó la Voz de Cristo por medio de Su Ángel Mensajero, y vio el ministerio de Jesucristo repitiéndose en el Día Postrero por segunda vez. Pudo ver las cosas que Jesucristo haría en este Día Postrero, y vio a Jesucristo en Espíritu Santo haciéndolas por medio de Su Ángel Mensajero.
Por eso es que el Ángel Mensajero de Jesucristo en algunas ocasiones habla en primera persona y en otras ocasiones habla en segunda persona. Y también encontramos a Jesucristo a través de Su Ángel Mensajero hablando en algunas ocasiones en primera persona y en otras hablando en segunda persona.
Es como en el Antiguo Testamento, que el Ángel de Jehová en algunas ocasiones podía decir que “Dios dijo”, y en otras ocasiones podía decir que “Dios estaba diciendo”; o los profetas podían decir: “Así ha dicho el Ángel de Jehová”, o en otras ocasiones podían decir: “Así ha dicho Jehová”; pero es el mismo Ángel de Jehová hablando en algunas ocasiones en primera persona y en otras ocasiones en segunda persona.
Ahora podemos ver también a Jesucristo hablando algunas veces en primera persona y en otras ocasiones hablando en segunda persona, bajo Su ministerio terrenal.
Estas cosas han sucedido así, y también así suceden en nuestro tiempo. Y nosotros tenemos que entender estas cosas para poder comprender todas estas cosas que deben suceder en este tiempo final, y ver que los ministerios de Moisés y Elías estarán manifestados por el Espíritu Santo, o sea, por Jesucristo en Espíritu Santo, que es el Ángel del Pacto; estarán manifestados estos ministerios por Jesucristo en Espíritu Santo a través de Su Ángel Mensajero.
Estará el ministerio de Moisés por segunda vez en el Ángel de Jesucristo, estará el ministerio de Elías por quinta vez en el Ángel de Jesucristo, y el ministerio de Jesús por segunda vez estará en el Ángel de Jesucristo.
Pero el Ángel de Jesucristo ni es Jesucristo, ni es Moisés, ni es Elías; es solamente el instrumento de Jesucristo, para Jesucristo manifestar estos ministerios a través de Su Ángel Mensajero. “Porque no hará nada el Señor Jehová, sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos los profetas” [8].
Y para el Día Postrero tendrá al siervo fiel y prudente, al profeta de la Dispensación del Reino, a través del cual nos dará a conocer todas estas cosas y hará todas estas cosas que Él ha prometido para este tiempo final, y estará llevando a cabo la gran cosecha del Día Postrero; y estarán siendo vistos los Cosechadores del Día Postrero, que son los ministerios de Moisés por segunda vez, de Elías por quinta vez y de Jesús por segunda vez.
Y ahora, vean ustedes cómo todo concuerda. En la parábola del trigo y de la cizaña vimos que los Cosechadores son los Ángeles del Hijo del Hombre; y en Apocalipsis, capítulo 14, vimos que es el Hijo del Hombre el que cosecha.
¿Y cómo se puede entender esto? En un lugar nos muestra los Cosechadores, los Ángeles del Hijo del Hombre, para llevar a cabo la cosecha, y en Apocalipsis, capítulo 14, nos muestra un solo Ángel para llevar a cabo la cosecha, nos muestra al Hijo del Hombre en una nube. Es que son los ministerios de Jesús por segunda vez, de Elías por quinta vez y de Moisés por segunda vez los que llevan a cabo la gran cosecha; y estos ministerios los estará usando el Espíritu Santo, o sea, Jesucristo en Espíritu Santo, a través de Su Ángel Mensajero; y así cosechará los escogidos de entre los gentiles y cosechará los escogidos del pueblo hebreo, que son 144.000, 12.000 de cada tribu.
Vean, en Apocalipsis, capítulo 7, para el recogimiento de los escogidos del pueblo hebreo aparece un solo Ángel: el Ángel que sube de donde nace el sol y que viene con el Sello del Dios vivo; o sea que viene con el Espíritu Santo.
El Ángel del Pacto, el Espíritu Santo, viene velado y revelado en el Ángel que llama y junta a los escogidos del pueblo hebreo; el cual antes de estar en medio del pueblo hebreo llevando a cabo esa Obras estará en medio de la Iglesia de Jesucristo llamando y juntando a los escogidos de Dios.
Ahora podemos ver que en el Ángel con el Sello del Dios vivo estará Jesucristo en Espíritu Santo velado y revelado. Y Jesucristo, el Espíritu Santo, es el que tiene todos los ministerios, por lo tanto, puede operar el que Él quiera.
Y para el Día Postrero tiene los tres grandes ministerios, los mayores ministerios prometidos para ser manifestados en el Día Postrero: el ministerio de Moisés por segunda vez, el de Elías por quinta vez y el de Jesús por segunda vez. Esos tres grandes ministerios estarán repitiéndose en el Día Postrero. ¿Quién los estará operando? Jesucristo en Espíritu Santo a través de Su Ángel Mensajero.
Por eso es que podemos ver en Apocalipsis, capítulo 7, que es un solo Ángel el que llama y junta 144.000 hebreos; y luego, en Apocalipsis, capítulo 11, aparecen dos Ángeles: aparecen los Dos Olivos; es que ahí están los dos ministerios, el de Moisés y Elías, siendo manifestados.
Pero el instrumento donde serán manifestados será un profeta: el profeta de la Dispensación del Reino. Y será la primera ocasión en que la Iglesia del Señor Jesucristo tendrá un profeta dispensacional en el cual se operen los ministerios de Moisés por segunda vez, de Elías por quinta vez y de Jesús por segunda vez.
Será el tiempo más glorioso para la Iglesia del Señor Jesucristo, y será el despertamiento más grande de la Iglesia del Señor Jesucristo desde el Día de Pentecostés hasta este tiempo final.
Por eso, bajo ese despertamiento o avivamiento en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, los muertos en Cristo serán resucitados en cuerpos incorruptibles y nosotros los que vivimos seremos transformados.
En ningún otro despertamiento de la Iglesia ocurrió la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos, porque eso corresponde al ministerio de Jesucristo para el Día Postrero a través de Su Ángel Mensajero, donde estará operando los ministerios de Moisés y Elías, los ministerios de Sus Ángeles para la cosecha de los hijos e hijas de Dios, o sea, del trigo de Dios.
Hemos visto quiénes son los Segadores; también el instrumento de segar, o sea, de cosechar: es el Mensaje del Evangelio del Reino representado en la Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final, o la Hoz aguda que tiene el Ángel que desciende del Cielo con una corona de oro, el Ángel que viene en una nube y mete su Hoz aguda en la tierra para cosechar la mies de la tierra.
Ahora podemos ver “EL MISTERIO DE LOS COSECHADORES DEL DÍA POSTRERO”.
El Día Postrero, ya todos sabemos que es el séptimo milenio; porque “un día delante del Señor es como mil años, y mil años como un día”, nos dice San Pedro en su segunda carta, capítulo 3, verso 8, y el libro de los Salmos, en el Salmo 90 y verso 4 también. Ese Salmo es del profeta Moisés.
Ahora podemos ver las grandes bendiciones prometidas para el Día Postrero; aun la resurrección de los muertos en Cristo está prometida para el Día Postrero; Jesucristo lo ha prometido en San Juan, capítulo 6, verso 39 al 54, en San Juan, capítulo 11, verso 21 al 27; en San Juan, capítulo 5, verso 21 al 29 también tenemos la promesa de la resurrección de los muertos en Cristo para el Día Postrero. Aun en el Antiguo Testamento nos habla de la resurrección de los escogidos de Dios.
Ahora hemos visto: “EL MISTERIO DE LOS COSECHADORES DEL DÍA POSTRERO”.
Y la pregunta es: ¿Y dónde estarán ellos?, ¿en qué edad? En la Edad de la Piedra Angular. ¿Y en qué dispensación estarán? En la Dispensación del Reino.
¿Y cuál es el Mensaje, la Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta con el cual llaman y juntan a los escogidos? Es el Mensaje del Evangelio del Reino, que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo.
¿Y cuál es el territorio donde estarán los Segadores del Día Postrero, los que llevarán a cabo la cosecha en el Día Postrero? ¿Dónde estarán esos ministerios manifestados por el Espíritu Santo, por Jesucristo en Espíritu Santo, en Su Ángel Mensajero? Estará (o estarán) en la América Latina y el Caribe, en el continente americano, en la parte latinoamericana y caribeña.
¿Y dónde están los que serán cosechados en el Día Postrero? Pues aquí estamos. Aquí estamos presentes en el Día Postrero escuchando el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta, con el cual hemos sido llamados y hemos sido recogidos en la Edad de la Piedra Angular, para pronto ser transformados y llevados a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo.
Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de “LOS COSECHADORES DEL DÍA POSTRERO”.
Y con los Cosechadores del Día Postrero Dios envía más obreros para el trabajo de la Obra de Jesucristo de este Día Postrero.
¿Y dónde están esas personas que estarán trabajando con Jesucristo en Espíritu Santo manifestado en Su Ángel Mensajero operando estos ministerios? Aquí estamos todos los que estaríamos trabajando con Él en este Día Postrero.
Y que envíe más obreros a Su mies, porque la mies es mucha; hay muchos latinoamericanos y caribeños. La mies es mucha: muchos latinoamericanos y caribeños; y nosotros deseamos que todos los latinoamericanos y caribeños entren al glorioso Reino Milenial de Cristo.
¿Y saben una cosa? Este es un misterio que ya está abierto para nosotros. Muchas personas se han preguntado: “De las personas que estarán viviendo en este planeta Tierra, ¿quiénes, qué naciones, qué gente entrará al glorioso Reino Milenial de Cristo?, ya que se nos habla que la gran tribulación va a destruir muchas naciones”. Pero el Reino Milenial va a estar lleno de latinoamericanos y caribeños.
El continente latinoamericano y caribeño con sus habitantes es el continente del futuro, y ya tiene en su alma y en su espíritu lo que va a tener materializado en el glorioso Reino Milenial de Cristo.
Primero lo tiene que creer allá en su alma, y verlo también en su espíritu, para, luego, que se materialice en el glorioso Reino Milenial de Cristo, y el glorioso Reino Milenial de Cristo esté lleno de latinoamericanos y caribeños. Así que no se sorprendan que, de los idiomas principales allí en el Reino Milenial, el español juntamente con el hebreo sean los idiomas principales.
Ahora, podemos ver el misterio latinoamericano y caribeño en el Programa Divino.
Ese misterio no había sido conocido por las personas de las edades pasadas; si no, se hubieran mudado a la América Latina y el Caribe los mensajeros con sus edades, y hubieran dicho: “El lugar que queremos es la América Latina y el Caribe; queremos que Dios coloque allí a nuestro grupo”. Pero miren, ellos vivieron en el territorio que les tocó vivir. Y ahora a nosotros nos ha tocado el territorio latinoamericano y caribeño.
Algunos se preguntan: “¿Y por qué la América Latina tiene tantos problemas si es el continente del futuro?”. Porque la América Latina y el Caribe con sus habitantes tiene muchos problemas, no en el Reino de Dios, sino en el reino de los gentiles; porque el reino de los gentiles es el que tiene muchos problemas, porque está en los pies de hierro y de barro cocido. Y por cuanto la América Latina y el Caribe está en el reino de los gentiles, es parte del reino de los gentiles; por eso tiene muchos problemas. Pero va a tener un cambio, un cambio favorable: va a ser cambiado del reino de los gentiles al Reino de Dios, y ahí todos los problemas quedarán resueltos.
Hemos visto hasta los problemas latinoamericanos y caribeños, y el por qué la América Latina y el Caribe tiene esos problemas, como los tienen las demás naciones. Lo que pasa es que algunas veces algunos piensan que los problemas mayores los tienen los latinoamericanos y caribeños, pero hay continentes que tienen más problemas que nosotros.
Miren, en la América Latina y el Caribe hay comida en abundancia y hay oxígeno en abundancia, y un poco de humo en las grandes ciudades; pero tienen muchos territorios con mucho oxígeno, y muy limpios.
¿Y cuáles son los pulmones del planeta Tierra? ¿Dónde están? Si Gian sabe, que les diga a ustedes dónde están los pulmones del mundo entero. [Gian: En Amazonía]. ¿Y a qué país pertenece la Amazonía? [Gian: Brasil]. Pues miren, ustedes tienen los pulmones del mundo entero.
¿Y dónde hay agua en abundancia? Pues en la América Latina y el Caribe. ¿Y dónde hay alimento en abundancia? En la América Latina y el Caribe. ¿Y dónde hay madera en abundancia? En la América Latina y el Caribe.
¿Y dónde está la bendición de Dios? ¡En la América Latina y el Caribe!
¿Y dónde está la edad más importante de todas las edades, la Edad de la Piedra Angular? En la América Latina y el Caribe.
¿Y dónde está la Gran Voz de Trompeta o Trompeta final? En la América Latina y el Caribe; el Mensaje del Evangelio del Reino.
¿Y dónde está el ministerio de los Cosechadores del Día Postrero? En la América Latina y el Caribe.
¿Y dónde nos daría Dios a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto? En la América Latina y el Caribe, en la Edad de la Piedra Angular, que se cumple en la América Latina y el Caribe.
Así que la América Latina y el Caribe tiene en su alma y en su espíritu todo lo que necesita para materializarse y hacer de la América Latina y el Caribe el continente de más prosperidad en todo el planeta Tierra; y estar bajo el Gobierno del Señor Jesucristo, entrar al Gobierno, al Reino de nuestro amado Señor Jesucristo, Reino que se controlará desde Jerusalén. O sea que habrá entre los latinoamericanos y los hebreos una estrecha unión.
El Mensaje que ellos están esperando les llegará ¿de dónde? De la América Latina y el Caribe; así como el Mensaje del Evangelio de la Gracia que vino a los gentiles, ¿de dónde vino? Del pueblo hebreo.
Y ahora, el Mensaje del Evangelio del Reino irá al pueblo hebreo de entre los gentiles. Pero ¿de qué parte de entre los gentiles? De la parte latinoamericana y caribeña, donde se cumple la Edad de la Piedra Angular, la única edad vigente de la Iglesia del Señor Jesucristo; porque las otras siete edades ya terminaron.
Ahora podemos ver todo el Programa Divino correspondiente a nuestro tiempo y el por qué Dios nos ha colocado en la América Latina y el Caribe.
Y yo le doy gracias a Cristo por haberlos encontrado a todos ustedes en la América Latina y el Caribe. Encontrarlos a ustedes ha sido para mí motivo de tranquilidad, de gozo y de agradecimiento a Cristo, porque yo tendré que estar aquí hasta que todos seamos transformados y nos vayamos de aquí a la Cena de las Bodas del Cordero. Tendré que estar en este cuerpo hasta que el último de los escogidos sea llamado y juntado; y yo estoy deseoso de ya tener el nuevo cuerpo.
Así que si alguien desea que el Mensaje llegue hasta lo último de la América Latina y el Caribe, soy yo; porque de que el último sea recogido depende mi transformación también y la de cada uno de ustedes también.
Así que unidos llevamos a cabo la Obra de Cristo de este Día Postrero, para que aparezca hasta el último de los escogidos.
Y miren, cada año aparecen más. Es que la América Latina y el Caribe está llena de hijos e hijas de Dios, y no lo sabíamos, pero ya sí lo sabemos; porque este es el continente de la bendición de Dios y el continente donde los escogidos serían llamados y juntados, donde se llevaría a cabo la cosecha de los escogidos que estarían vivos, y serían colocados en la Edad de la Piedra Angular, y serían preparados para ser transformados y luego llevados a la Cena de las Bodas del Cordero.
Hemos visto el por qué estamos en la América Latina y el Caribe.
Algunos también se han ido a otros continentes, pero el Mensaje le ha llegado hasta donde ellos están. Y deseamos que Dios los bendiga también, y que les permita estar listos para la transformación de sus cuerpos también.
Ha sido para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de: “EL MISTERIO DE LOS COSECHADORES DEL DÍA POSTRERO”, de los Segadores del Día Postrero, de los Segadores del fin del siglo.
¿Cuál es la señal del fin del siglo? La señal del fin del siglo es la presencia de los Cosechadores, de los Segadores. Cristo dijo que en el fin del siglo Él enviaría Sus Ángeles[9].
La presencia de los ministerios que llevan a cabo la cosecha, la presencia de los Segadores, es la señal de que estamos en el fin del siglo, fin del tiempo y fin del mundo, para el cumplimiento de todas las cosas correspondientes al fin del siglo.
Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también, y pronto entre hasta el último de los escogidos; y seamos transformados y vayamos a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Muchas gracias por vuestra amable atención, y continúen pasando una tarde llena de las bendiciones de Jesucristo.
Les veré nuevamente a las 8:00, de 8:00 a 8:30 en la actividad de la noche; ya comenzará a las 8:00, y a las 8:30 ya estaré con ustedes; y estaremos hablando sobre el tema “LA OBRA MAESTRA DE DIOS”, y vamos a ver la Obra maestra y cómo es coronada la Obra maestra en este Día Postrero.
Bueno, que Dios les bendiga y les guarde a todos; y con nosotros nuevamente Miguel Bermúdez Marín para continuar.
“EL MISTERIO DE LOS COSECHADORES DEL DÍA POSTRERO”.
[Revisión marzo 2023 -RM-JR]
[1] San Mateo 16:27
[2] Citas, pág. 14-A, párr. 144
[3] Génesis 15:1-6
[4] Génesis 14:18-20, Hebreos 7:1-10
[5] Génesis 18:14; Jeremías 32:17, 32:27; Lc. 1:37
[6] Génesis 18:1-15
[7] Levítico 25:1-55
[8] Amós 3:7
[9] San Mateo 13:36-42