Primer Encuentro Juvenil Paulista
“El misterio de la cosecha del Día Postrero”
Muy buenas noches, amados jóvenes y también adultos y niños, en este Primer Encuentro Juvenil Paulista: “El misterio de la cosecha del último día”. Es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir unos momentos con ustedes alrededor de la Palabra de Dios.
Estaremos viendo el tema: “EL MISTERIO DE LA VENIDA DEL SEÑOR COMO EL SOL DE JUSTICIA”.
Para lo cual quiero leer en Malaquías, capítulo 4, verso 1 en adelante, donde dice:
“Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama.
Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada.
Hollaréis a los malos, los cuales serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies, en el día en que yo actúe, ha dicho Jehová de los ejércitos”.
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla en esta ocasión.
Nuestro tema para esta ocasión es: “EL MISTERIO DE LA VENIDA DEL SEÑOR COMO EL SOL DE JUSTICIA”.
Vean cómo, por medio del profeta Malaquías, nos habla aquí de la Venida del Sol de Justicia naciendo; esto es la Segunda Venida de Cristo.
Conforme a las promesas divinas encontramos que Jesucristo dijo: “Yo soy la Luz del mundo; y el que me sigue, no andará en tinieblas, mas tendrá la Luz de la Vida (o sea, la Luz de la vida eterna)”[1].
Encontramos que Jesucristo en el Monte de la Transfiguración llevó a Pedro, Jacobo y Juan; y se transfiguró delante de ellos, y Su rostro resplandeció como el sol[2]. Está allí mostrando la visión de lo que será la Segunda Venida de Cristo.
El precursor de la Segunda Venida de Cristo, él en el mensaje de Las Siete Edades de la Iglesia, en la página 59 al 61 en español nos dice, hablándonos de lo que sucedió en el Monte de la Transfiguración, dice:
“[70]. … hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del hombre viniendo en su reino.
71. Y los tres apóstoles vieron eso: el orden de Su Segunda Venida (¿Qué fue lo que vieron en el Monte de la Transfiguración? El orden de la Segunda Venida de Cristo). Ellos lo vieron transfigurado allí en el monte. Su vestido era resplandecientemente blanco, y Su rostro brillaba como el sol en su cenit. Y cuando Él apareció, allí estaban Moisés y Elías, uno a cada lado. Así es exactamente como Él vendrá. En verdad, Elías vendrá primero y convertirá el corazón de los hijos (la Novia) a la Doctrina Apostólica de la Palabra de los padres”.
Ahora podemos ver el orden de la Segunda Venida de Cristo mostrado en el Monte de la Transfiguración.
Aquella fue la visión en donde Cristo mostró el orden de la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles para el Día Postrero; mostró allí la Venida del Hijo del Hombre en la gloria de Su Padre, y en el Reino de Su Padre, y con Sus Ángeles.
Y vean ustedes, en el Monte de la Transfiguración el rostro del Señor Jesucristo resplandeció como el sol; y eso nos muestra algo muy importante: el sol es el astro rey, y Jesucristo en Su Segunda Venida es el Rey de reyes y Señor de señores.
Ahora, miren lo que dice el precursor, en la página 60 de este mismo libro de Las Edades, dice:
“73. Aquel día viene muy pronto. La higuera ha brotado. Los israelitas están esperando al Mesías. Ellos lo están esperando y sus esperanzas casi están a punto de cumplirse. Israel renacerá espiritualmente, porque su Luz y su Vida están a punto de revelarse a ella”.
Ahora, veamos más adelante, donde nos dice:
“75. Allí está otra vez. El sol brillando en toda su fuerza. Oh, la fuerza del Hijo de Dios brillando en medio de los siete candeleros de oro. Allí está Él, el Juez, Aquel que sufrió y murió por nosotros. Él tomó sobre Sí mismo la ira de la justicia Divina. Él solo pisó el lagar del vino del furor de la ira de Dios (Todopoderoso)”.
Ahora, vean ustedes cómo Él aparece en Apocalipsis, capítulo 1, con Su rostro como el sol también: aparece en medio de los siete candeleros de oro; porque es el mismo Jesucristo que ha estado viajando de edad en edad en medio de Su Iglesia.
Y para el Día Postrero Jesucristo, el Hijo del Hombre, se presenta con Su rostro como el sol en medio de Su Iglesia: se presenta como Rey de reyes y Señor de señores en medio de Su Iglesia, en la Edad de la Piedra Angular, que es la Edad del Sol; así como las siete edades de la Iglesia gentil fueron las edades de la luna, pasando por sus diferentes etapas.
Y la Iglesia de Jesucristo estuvo vestida de la luna durante las siete edades de la Iglesia gentil; pero para la Edad de la Piedra Angular la Iglesia estará vestida del Sol, porque será en la mañana de un nuevo día dispensacional y en la mañana de un nuevo día milenial.
¿Y cuándo es que aparece el sol?, ¿cuándo es que nace? En la mañana.
El profeta Malaquías dice: “A los que temen Mi Nombre, nacerá el Sol de Justicia”. Nos habla del comienzo de un nuevo día, de un nuevo día dispensacional, o sea, del comienzo de la mañana de la Dispensación del Reino; y también nos habla de la mañana, o sea, del comienzo del nuevo día milenial séptimo, del cual Jesucristo dijo: “Y yo les resucitaré en el Día Postrero”[3], que es el séptimo milenio y que también es el Día del Señor.
Es en el Día del Señor, en el séptimo milenio, en donde Cristo —al comienzo de ese nuevo día milenial— se revela con Su rostro como el sol, o sea, como Rey de reyes y Señor de señores.
Por eso es que en el Monte de la Transfiguración Cristo aparece con Su rostro como el sol; y en Apocalipsis, capítulo 1, verso 16, también lo encontramos con Su rostro como el sol:
“Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza”.
Ahí tenemos al Hijo del Hombre resplandeciendo Su rostro como el sol.
Y en Apocalipsis, capítulo 10, verso 1 en adelante, encontramos a Jesucristo, el Ángel Fuerte, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, descendiendo del Cielo envuelto en una nube y con Su rostro como el sol.
Veamos y leamos Apocalipsis, capítulo 10, verso 1 en adelante, donde dice:
“Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol (¿Cómo era Su rostro? Como el sol), y sus pies como columnas de fuego.
Tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra;
y clamó a gran voz, como ruge un león…”.
¿Y por qué clama como cuando ruge un león? Porque viene como Rey.
Y Él, como León de la tribu de Judá, Él es Rey de reyes y Señor de señores, para reclamar Su Trono y todo lo que Él ha redimido con Su Sangre; y sentarse en el Trono de David, y reinar por mil años y luego por toda la eternidad.
Él es el heredero al Trono; y el Trono le será dado por Dios, como dice San Lucas, capítulo 1, verso 30 en adelante. Esto es el momento donde el Arcángel Gabriel apareció y le habló a María diciendo:
“Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios.
Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús.
Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre (¿A quién le dará Dios el Trono de David? A Jesucristo);
y (Él) reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin”.
Aquí tenemos la promesa del Trono de David para ser dado a Jesucristo: para sentarse en el Trono de David y reinar sobre la casa de Jacob, sobre el pueblo hebreo, por mil años y por toda la eternidad; porque Su Reino no tendrá fin.
Ahora podemos ver la promesa del reinado del Mesías: es el Reino Milenial y luego por toda la eternidad.
Sentado sobre el Trono de David reinará por el Milenio sobre el pueblo hebreo; y nosotros reinaremos con Cristo por mil años como descendientes de Jesucristo y por consiguiente descendientes de Abraham: la descendencia de Abraham celestial que viene por medio de Cristo y que tiene la Bendición de la Primogenitura para obtener el Reino de Dios.
Por eso el Reino de Dios será restaurado y nosotros reinaremos con Cristo, porque recibiremos la herencia del Reino y de todas las cosas que Adán y Eva perdieron, y que el pueblo hebreo perdió también.
Ahora podemos ver que siendo herederos de Dios y coherederos con Cristo a todo lo que Cristo es heredero, nosotros también somos herederos.
Hemos venido a esta dimensión terrenal, pero hemos venido de otra dimensión: hemos venido de la séptima dimensión; pues estábamos con Dios eternamente y en Dios eternamente. Y así como Jesús salió de Dios, nosotros también hemos salido de Dios por medio de Jesucristo.
Y ahora, vean ustedes, cuando Jesucristo murió en la Cruz del Calvario, ahí estábamos también nosotros muriendo con Él; cuando Jesucristo resucitó, estábamos resucitando con Él; y cuando Jesucristo ascendió al Cielo, ascendimos con Él al Cielo también; y por eso estamos sentados en lugares celestiales con Cristo Jesús, Señor nuestro[4].
Y ahora, Él ha estado produciendo el nuevo nacimiento en todas esas personas que han venido de la séptima dimensión, que han venido de Dios, y tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo; los cuales, al venir a esta Tierra, han hecho contacto con la vida eterna.
Aunque se encuentran en cuerpos mortales y han recibido un espíritu del mundo, con todo y eso, han hecho contacto con Jesucristo la Vida Eterna; y han recibido a Cristo como su Salvador, su Redentor; el que nos salva y el que nos regresa a Dios nuevamente, y nos regresa a la vida eterna.
Y ahora, al creer en Él como nuestro Salvador y como el Sacrificio por el pecado, para así ser reconciliados con Dios y volver a Dios, y tener paz con Dios; ahora, al creer así en Cristo y lavar nuestros pecados en la Sangre de Cristo, reconociendo que Él es el Sacrificio por el pecado nuestro, Él es el Sacrificio de la reconciliación, Él es el Sacrificio de la Expiación y Él también es el Sacrificio de la Pascua, para todos nosotros; al creer así en Cristo y lavar nuestros pecados en la Sangre de Cristo, confesando nuestros pecados a Jesucristo y siendo echados en la Sangre de Cristo: la Sangre de Cristo nos limpia de todo pecado.
Y luego que hemos recibido a Cristo como su Salvador y hemos lavado nuestros pecados en la Sangre de Cristo, el Espíritu de Cristo ha venido a nosotros; y así ha producido el nuevo nacimiento; y hemos obtenido un espíritu teofánico de la sexta dimensión, o sea, un cuerpo teofánico de la sexta dimensión; y así es como entramos en el Programa de Creación de Dios.
Así como Dios se creó un cuerpo teofánico, después, más adelante, le creó un cuerpo teofánico a Adán[5]; y después, más adelante, le creó un cuerpo de carne a Adán, creado del polvo de la tierra[6].
Pero Dios no se creó un cuerpo de carne; hasta que lo hizo y fue llamado Jesús, aquel cuerpo de carne. O sea que transcurrieron miles de años hasta que Dios se creó un cuerpo de carne, en el cual habitó y por medio del cual llevó a cabo la Redención.
Y ahora, nosotros ya estamos en la condición en que estaba Jesucristo antes de tener Su cuerpo físico: Él se encontró en Su cuerpo teofánico; y por medio de ese cuerpo teofánico vino a existencia toda la Creación.
O sea que Dios en Su cuerpo teofánico creó el universo completo; creó ángeles, arcángeles, querubines. Toda la Creación viene de Dios, por medio de esa manifestación de Dios en Su cuerpo teofánico.
Y luego de eso, miren ustedes, Dios se creó un cuerpo de carne llamado Jesús. Pero antes de eso le apareció a Adán y a todos esos hombres de Dios del pasado, los profetas de Dios del Antiguo Testamento, y le apareció con el cuerpo teofánico; por eso se llama el Ángel de Jehová o Ángel del Pacto, y también ha sido llamado un Varón.
O sea que apareció en la forma de un hombre, pero en un cuerpo de otra dimensión, un cuerpo angelical, en el cual apareció en diferentes ocasiones a los profetas de Dios; los cuales, en diferentes ocasiones, lo vieron y pensaron que iban a morir (ellos) porque estaban viendo a Dios cara a cara.
Estaban viendo a Dios cara a cara en Su cuerpo teofánico; pero no estaban viendo a Dios cara a cara sin Su cuerpo teofánico, sino en Su cuerpo teofánico. Por lo tanto, lo que estaban viendo cara a cara era el cuerpo teofánico de Dios; pero el que estaba dentro de ese cuerpo, que es Dios, no lo estaban viendo.
Ahora, vean ustedes cómo Dios le dice al profeta Moisés que no lo podrá ver a Él; porque Moisés quería ver a Dios, y Dios le dijo: “No me verá hombre, y vivirá”[7].
Dios le dijo: “Yo te voy a colocar en la hendidura de la peña, y Yo voy a pasar delante de ti, pero voy a colocar Mi mano sobre tu rostro; y voy a pasar proclamando el Nombre de Jehová (o sea, las cuatro letras que Dios le dio a conocer a Moisés); y luego quitaré Mi mano de sobre tu rostro o de sobre ti y entonces verás Mis espaldas”.
Cuando Dios pasó, Moisés vio las espaldas de Dios, o sea que vio la espalda del cuerpo teofánico de Dios; pero no podía ver a Dios cara a cara, o sea, fuera de Su cuerpo teofánico. Como Dios es sin Su cuerpo teofánico: nadie jamás ha visto a Dios.
En el libro o en el Evangelio según San Juan, capítulo 1, verso 18, dice:
“A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer”.
Ahora, vean ustedes, entre los seres humanos, Dios se dejó ver manifestado en un cuerpo de carne llamado Jesús; y así se cumplió lo que Dios dijo por medio del profeta Isaías, en el capítulo 40, verso 3 al 5, donde dice:
“Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios.
Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane.
Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado”.
Ahora, ¿cómo iban a ver la Gloria de Jehová manifestada? La iban a ver manifestada por medio de carne humana en la persona del Mesías, al cual esta voz en el desierto le estaría preparando el camino.
Y esta voz en el desierto clamando fue Juan el Bautista, el precursor de la Primera Venida de Cristo; él fue esa voz clamando en el desierto. Cuando le preguntaron a él: “¿Tú quién eres?”. Él dijo: “Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías” (San Juan, capítulo 1, verso 23).
Ahora podemos ver cómo cuando Dios dice: “La voz de uno que clama en el desierto”, nos está hablando de un hombre, de un profeta con un Mensaje, llamando al pueblo al arrepentimiento y bautizando a esas personas, y preparándolas para la Venida del Mesías.
Esa labor la realizó Juan Bautista, y él dijo: “Detrás de mí, después de mí, viene Uno, del cual yo no soy digno de desatar la correa de Su calzado. Él les bautizará con Espíritu Santo y Fuego”[8]. Él también les dijo que era primero que él[9].
¿Cómo va a ser posible que haya nacido después de Juan el Bautista (seis meses después), y luego en el ministerio haya venido como seis meses después de Juan el Bautista, y sea primero que Juan el Bautista?
En cuanto a la carne Juan el Bautista era primero; y en cuanto a comenzar su ministerio aquí en la Tierra en carne humana, Juan el Bautista fue primero. Pero Jesús en Su cuerpo teofánico fue primero que Juan el Bautista, fue primero que Abraham también; pues Jesús dijo: “Antes que Abraham fuera, Yo soy”[10]; no solamente fue primero que Juan sino primero que Abraham también, y aun primero que Moisés.
Primero que Abraham, primero que Noé, primero que Enoc, primero que Set y primero que Adán también; y primero que toda la Creación, porque Él estando en Su cuerpo teofánico fue antes de toda la Creación.
Él es el Dios Todopoderoso, el cual se creó un cuerpo teofánico; y por medio de esa manifestación, en ese cuerpo, trajo a existencia toda la Creación. O sea que toda la Creación estaba en ese cuerpo teofánico, y desde ahí proviene toda la Creación.
Así como cuando Abraham diezmó a Melquisedec, Leví diezmó a Melquisedec, y todavía no había nacido Leví; tampoco había nacido el padre de Leví, que fue Jacob; y tampoco había nacido el padre de Jacob, que fue Isaac; y ya Leví está diezmando a Melquisedec, porque estaba (¿dónde?) en los lomos de Abraham[11].
Y ahora, nosotros en los lomos de Melquisedec, de Jesucristo, vean ustedes, estábamos cuando solamente existía Jesucristo en Su cuerpo teofánico, o sea, Dios en Su cuerpo teofánico; allí estábamos nosotros. Y aun antes de Dios crearse Su cuerpo teofánico también nosotros estábamos presentes, existíamos en Dios; de Dios hemos venido.
Ahora, en Dios estábamos como un atributo, y dondequiera que Dios estaba ahí estábamos nosotros; como Leví, estando en Abraham, estaba dondequiera que Abraham estaba.
Ahora podemos ver este misterio. Y ahora podemos ver cómo se ha ido desenvolviendo todo ese Programa que estaba en la Mente de Dios desde antes de la fundación del mundo; y conforme a ese Programa, cada uno de ustedes y yo también, estamos ordenados por Dios —en el Programa Divino— para tener un cuerpo teofánico como el de Dios; el cual, para ser un cuerpo teofánico como el de Dios, ¿de dónde tiene que venir? Del cuerpo teofánico de Dios.
Así como nuestro cuerpo físico ha venido de nuestros padres; así de nuestro Padre celestial, del cuerpo de nuestro Padre celestial, del cuerpo teofánico, es que tiene que venir nuestro cuerpo teofánico, el cual hemos obtenido al creer en Cristo como nuestro Salvador y lavar nuestros pecados en la Sangre de Jesucristo.
Por eso es que cuando un creyente en Cristo nacido de nuevo ha partido de esta Tierra, su cuerpo físico ha muerto, se ha ido a vivir al Paraíso en el cuerpo teofánico que recibió estando aquí en la Tierra cuando creyó en Cristo como su Salvador, lavó sus pecados en la Sangre de Cristo y recibió el Espíritu de Cristo; y así recibió ese espíritu teofánico de la sexta dimensión; y fue colocado en lugares celestiales en Cristo Jesús.
Y así como Dios estuvo en Su cuerpo teofánico por millones de años, vean ustedes, y luego se hizo el cuerpo de carne: nosotros hemos obtenido un cuerpo teofánico eterno, para pronto recibir un cuerpo físico, glorificado y eterno, en el cual viviremos por toda la eternidad.
Así como Dios se creó un cuerpo de carne, el cual apareció en la Tierra y en el cual habitó Dios, cada uno de nosotros obtendremos también un cuerpo eterno en el cual habitaremos, el cual Dios creará del polvo de la tierra; para los que partieron: del polvo de la tierra Dios les creará el cuerpo en el cual vivirán, pero será un cuerpo eterno.
Y el nuestro, ¿tomará Dios del polvo de la tierra? No se preocupe, que ya tenemos el polvo de la tierra que Dios va a usar para crear el nuevo cuerpo. ¿Y dónde lo tenemos? Es el cuerpo que tenemos en la actualidad; este es del polvo de la tierra.
Por lo tanto, podemos decir: “Oh Señor, ya tenemos el polvo de la tierra que Tú necesitas para crear el nuevo cuerpo que has prometido para nosotros; aquí está a Tu disposición, este polvo de la tierra, para que lo transformes, crees un nuevo cuerpo, un cuerpo eterno con vida eterna, para vivir por toda la eternidad nosotros en ese nuevo cuerpo”.
Ahora podemos ver este misterio. ¿Vieron lo sencillo que es todo?
Ahora, todo esto es para el tiempo de la Venida del Señor como el Sol de Justicia; o sea que se requiere la Venida del Señor como el Sol de Justicia resplandeciendo para realizar todas estas promesas que Él ha hecho.
Ahora, Jesucristo en Espíritu Santo, para el Día Postrero, vendrá manifestado en medio de Su Iglesia con Su rostro como el sol. ¿Y qué significa esto? Que vendrá como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.
La Primera Venida de Cristo fue como el Cordero de Dios para quitar el pecado del mundo, y Su Segunda Venida es como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.
Ahora podemos ver que para el Día Postrero Él viene como el Sol de Justicia, para hacer justicia; por eso dice que “el Hijo del Hombre vendrá con Sus Ángeles en la gloria de Su Padre, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras” (San Mateo, capítulo 16, verso 27 al 28).
Y Apocalipsis, capítulo 22, verso 12, también nos habla de lo que sucederá en el Día Postrero. Dice Apocalipsis, capítulo 22, verso 12:
“He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra”.
Él viene para recompensar, Él viene para dar el pago a cada uno.
Así que podemos ver que la Venida del Señor como el Sol de Justicia, siendo prometida para el Día Postrero, traerá la recompensa a cada ser humano que vive en este planeta Tierra y para los hijos e hijas de Dios que vivieron en las edades pasadas.
Para este tiempo, vean ustedes, el Hijo del Hombre estará en la Tierra como el Sol de Justicia manifestado; por eso es tan importante conocer el misterio de la Venida del Señor como el Sol de Justicia. Fue representado en diferentes lugares de la Escritura resplandeciendo Su rostro como el sol; porque esas son profecías (en estos símbolos) de la Segunda Venida de Cristo como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.
Y ahora, ¿qué será la Venida del Señor como el Sol de Justicia resplandeciendo en el Día Postrero? Tenemos la promesa que Él estará aquí; tenemos la promesa que lo veremos con Su rostro como el sol resplandeciendo.
Ahora, veamos en el libro de Los Sellos en español, la página 57, veamos lo que nos dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo… Es muy importante conocer las cosas que él habló de la Segunda Venida de Cristo, porque él es el precursor de la Segunda Venida de Cristo.
Y así como Juan el Bautista, con su Mensaje, presentó la Primera Venida de Cristo en aquel joven carpintero de Nazaret llamado Jesús, el cual nació por medio de una pariente de la madre de Juan el Bautista; o sea que, humanamente hablando, por medio del nacimiento allá en la tierra de Israel, eran parientes; y ahora está presentando a un pariente suyo como el cumplimiento de la Venida del Mesías.
¿Qué pensarían las personas que sabían que Jesús había nacido por medio de María y que María era parienta de Elisabet, la madre de Juan el Bautista? Podían pensar que todo estaba bien preparado por Jesús y Juan el Bautista, y que también el sacerdote Zacarías y su esposa Elisabet habían preparado todo con María y José. Pero no; aunque todo estaba preparado, y bien preparado, pero no lo habían preparado ni José y María, y el sacerdote Zacarías y Elisabet (la madre de Juan el Bautista).
¿Quieren saber quién preparó todo eso así? Dios. Fue algo preparado, sí, pero preparado por Dios.
¿Y quién le va a decir a Dios?: “Tú no puedes preparar eso así, porque eso no concuerda con los ancianos de Israel, ni con el sumo sacerdote. El sumo sacerdote no ve bien el cumplimiento de la Venida del Mesías en Jesús de Nazaret; y el sumo sacerdote y demás sacerdotes dicen: ‘No reinará este sobre nosotros’[12]; así que es mejor que mandes a otro”.
Pero Jesucristo es el Enviado para sentarse en el Trono de David y reinar sobre el pueblo hebreo por mil años; y luego reinará por toda la eternidad, porque Su Reino es un Reino eterno.
Ahora podemos ver que todo estaba preparado, pero por Dios.
¿Y saben ustedes una cosa? Que la salvación para nosotros, para que nosotros recibiéramos un cuerpo teofánico y para recibir también un cuerpo físico eterno y glorificado, todo está preparado ya, está preparado desde antes de la fundación del mundo por Dios; y lo que Dios hace es llevando a cabo Su Programa, Su Programa de Creación, porque Él está creando una nueva raza a imagen y semejanza de nuestro Señor Jesucristo.
Primero viene la imagen, el cuerpo teofánico, que es lo primero que recibimos al creer en Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en la Sangre de Cristo y recibir Su Espíritu Santo; y así nos encontramos en la misma condición en que se encontraba Jesucristo antes de recibir Su cuerpo físico; y luego recibió Su cuerpo físico, y nosotros recibiremos también nuestro cuerpo físico y eterno que Dios ha prometido para cada uno de nosotros.
Este que tenemos en la actualidad es temporal, es mortal, es corruptible; por eso es que nosotros estamos esperando una transformación, en donde recibiremos —por medio de creación divina— la creación de un cuerpo eterno.
Dios utilizará del polvo de la tierra, que ya tenemos en la forma de un cuerpo humano, para crear un nuevo cuerpo; y para los que murieron, pues tomará del polvo de la tierra y creará un nuevo cuerpo para ellos. Esto es para la Venida del Señor como el Sol de Justicia.
Primeramente, llama y junta a todos Sus escogidos en este Día Postrero; y cuando entre hasta el último de los escogidos de Dios, que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero, entonces, Jesucristo deja el Trono de Intercesión para hacer el reclamo de todo lo que Él redimió, y traer la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos.
Ahora vean la página 57 del libro de Los Sellos en español, donde nos dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo, citando Apocalipsis, capítulo 10, dice:
“[16]. Y vi otro ángel fuerte descender del cielo, cercado de una nube, y el arco celeste sobre su cabeza…
17. Ahora, si usted se fija bien, notará que esta persona es Cristo, porque aun en el Antiguo Testamento Él fue llamado el Ángel del Pacto; y Él ahora viene directamente a los judíos porque la Iglesia ha llegado a su fin. Bien, ahora continuando:
… y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego.
18. ¿Recuerdan el Ángel de Apocalipsis capítulo 1? Este es el mismo. Un ángel es un mensajero, y él es un mensajero a Israel”.
Ahora miren cómo viene: como Mensajero a Israel. Él es el Ángel del Pacto. Ahora, sigue diciendo:
“[18]. ¿Ve usted? La Iglesia está a punto de ser raptada, Él viene por Su Iglesia. Ahora fíjese bien:
Y tenía en su mano un librito abierto…”.
Ahora vean ustedes, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová (el cual libertó al pueblo hebreo por medio del profeta Moisés), encontramos que vino en carne humana dos mil años atrás, y fue conocido por el nombre de Jesús de Nazaret.
Luego ascendió al Cielo, luego de Su muerte y resurrección ascendió al Cielo; y luego vino en Espíritu Santo, vino en la Columna de Fuego, como había venido al pueblo hebreo durante el tiempo del profeta Moisés; y ha estado en medio de Su Iglesia, de edad en edad.
Jesucristo en Espíritu Santo, la Columna de Fuego en medio de Su Iglesia, manifestado en medio de Su Iglesia, de edad en edad, por medio de cada ángel mensajero de cada edad; y usando a cada ángel mensajero de cada edad y hablando por medio de cada ángel mensajero en cada edad; y llamando y juntando a Sus escogidos de cada edad, en el territorio correspondiente a cada edad; y de ese territorio se ha extendido el Mensaje a otros territorios.
Entre los gentiles, los territorios son para la primera edad: Asia Menor; para la segunda, tercera, cuarta, quinta y sexta: el territorio de Europa, en diferentes naciones europeas, donde envió diferentes mensajeros; y para la séptima edad de la Iglesia gentil: el territorio norteamericano, donde envió al reverendo William Branham como mensajero de la séptima edad de la Iglesia gentil y como precursor de la Segunda Venida de Cristo.
Y para el Día Postrero, para la Edad de la Piedra Angular, ¿cuál es el territorio? La América Latina y el Caribe.
Y de entre los latinoamericanos y caribeños, Jesucristo, el Ángel del Pacto, el mismo que estuvo en medio del pueblo hebreo en la forma de una Columna de Fuego y en la forma de un Ángel, un Varón, el cual le apareció en diferentes ocasiones a diferentes profetas…; luego estuvo en forma de carne humana llamado Jesús; y luego ha estado en medio de Su Iglesia gentil, de edad en edad, manifestado en Espíritu Santo a través de cada mensajero.
Y ahora, para el Día Postrero, en Su Iglesia, en la etapa de la Edad de la Piedra Angular, por medio de Su Ángel Mensajero, tenemos la promesa de esta manifestación para el Día Postrero, para llamar y juntar a los escogidos latinoamericanos y caribeños, y colocarlos en Su Iglesia en la Edad de la Piedra Angular; y completar con latinoamericanos y caribeños el número de Su Iglesia, el número de los escogidos de Dios, el número de los que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, desde antes de la fundación del mundo.
Y ahora, Cristo en este tiempo final en Espíritu Santo, vean ustedes, en la Edad de la Piedra Angular, se manifiesta como el Sol de Justicia, como Rey de reyes y Señor de Señores en Su Obra de Reclamo.
Vean ustedes, en la página 134 del libro de Los Sellos en español, dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo:
“142. Y noten ustedes: Cuando este Espíritu Santo que tenemos llegue a encarnarse, el que está en nuestro medio ahora mismo en la forma del Espíritu Santo, cuando Él llegue a encarnarse en la Persona de Jesucristo, entonces nosotros le coronaremos como ‘Rey de Reyes y Señor de Señores’”.
Ahora tenemos la promesa de la Venida del Espíritu Santo en carne humana.
El Espíritu Santo, que es Jesucristo en Espíritu Santo, que es el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, para el Día Postrero vendrá manifestado en carne humana; como vino dos mil años atrás en aquel velo de carne llamado Jesús de Nazaret: fue el Verbo hecho carne.
Y para el Día Postrero el Verbo estará manifestado en carne humana nuevamente, o sea, el Ángel del Pacto. Dios con Su cuerpo teofánico se manifestó en carne humana en la persona de Jesús dos mil años atrás; y para el Día Postrero, el Ángel del Pacto —que es el mismo Dios, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob—, estará manifestado en carne humana en Su Ángel Mensajero en el Día Postrero; y eso es lo que fue prometido para este Día Postrero: la Venida del Espíritu Santo en carne humana.
Vean ustedes, en la página 277 del libro de Los Sellos en español, en parte de la oración, mientras oraba nuestro hermano Branham dijo:
“[240]. … pedimos que el Espíritu Santo venga ahora mismo, el Jinete del verdadero caballo blanco (¿Quién es el Jinete del verdadero caballo blanco de Apocalipsis 19? Es el Espíritu Santo), mientras Su Espíritu, el Espíritu de Cristo, entre en confrontación con el anticristo, y Él llame los Suyos (Él viene para llamar a los Suyos en el Día Postrero)”.
En las edades Jesucristo en Espíritu Santo estuvo manifestado en cada ángel mensajero, en la porción correspondiente a cada edad, llamando y juntando los escogidos de cada edad; para este Día Postrero estará en Su Ángel Mensajero, llamando y juntando a los escogidos de este Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular.
Eso es la Venida de Jesucristo en Espíritu Santo en carne humana en Su Ángel Mensajero de la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino; como fue también en cada edad, por medio de cada ángel mensajero de cada edad.
Y ahora, vean lo que dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo, en la página 256 en español, a mitad de esa página dice (o sea, en el párrafo 3 dice) [Los Sellos]:
“121. Pero cuando nuestro Señor aparezca sobre la Tierra, Él vendrá sobre un caballo blanco como la nieve, y será completamente Emmanuel —la Palabra de Dios encarnada en un hombre”.
La Palabra de Dios encarnada en un hombre será la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19.
Y para ese tiempo, para el Día Postrero en el cual vivimos, tiene que estar presente un velo de carne, un mensajero de Jesucristo, en el cual la Palabra se haga carne, en el cual el Verbo se haga carne; en el cual el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, se haga carne y venga manifestado en carne humana, y venga hablando por medio de carne humana a Su Iglesia; y para eso, ese velo de carne tiene que ser un profeta.
Y así como el velo de carne donde se cumplió la Primera Venida de Cristo fue un profeta, y un profeta dispensacional: el profeta de la Dispensación de la Gracia, el profeta de la sexta dispensación; para venir el Espíritu Santo, el Ángel de Jehová o Ángel del Pacto, manifestado en carne humana en el Día Postrero, tiene que ser en un profeta dispensacional.
Pero gracias a Dios que queda el último de los profetas dispensacionales; y ese es el Ángel del Señor Jesucristo, el Ángel Mensajero de la Dispensación del Reino, que es un profeta dispensacional, portador del Mensaje del Evangelio del Reino, el cual viene en el Día Postrero con el Espíritu Santo.
Viene ese Ángel Mensajero con el Sello del Dios vivo, porque el Sello del Dios vivo es el Espíritu Santo.
Ese es el Ángel Mensajero de Apocalipsis, capítulo 7: el Mensajero a Israel; el Mensajero a Israel, vean ustedes, el Ángel del Pacto manifestado en carne humana en Su Ángel Mensajero; por eso viene directamente al pueblo hebreo.
Pero la Iglesia del Señor Jesucristo está a punto de ser raptada y necesita un profeta dispensacional para que le dé el Mensaje del Evangelio del Reino; y por medio de ese Mensaje del Evangelio del Reino, Jesucristo como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, clame como cuando ruge un león y los siete truenos emitan sus voces; la Voz de Cristo clamando como cuando ruge un león, hablándole a Su Iglesia y revelándole el misterio del Séptimo Sello, el misterio de Su Venida como el Sol de Justicia.
Vean ustedes, en la página 469 del libro de Los Sellos en español, nos dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo, hablándonos acerca de esta nube[13] que apareció en febrero 28 de 1963 sobre los cielos de Tucson, Arizona, nos dice:
“153. ¿Y notaron que dije que uno de esos ángeles era muy raro? Me pareció muy distinto a los demás. Estaban en una constelación con tres a cada lado y uno arriba; y el que estaba a mi lado, contando desde la izquierda hacia la derecha, Él sería el séptimo Ángel. Él era más brillante y significaba más para mí que los demás. Les dije que tenía el pecho así robusto y estaba volando hacia el Oriente (¿Por qué volando hacia el oriente? Porque es el Mensajero a Israel). Les dije también que: ‘Me levantó, me alzó’. ¿Se acuerdan?”.
¿Quién fue el que levantó al precursor de la Segunda Venida de Cristo y lo colocó en esa constelación de ángeles en esa nube? Fue ese Ángel que era diferente a los demás.
“154. Ahora, ¡aquí está! Era el que tenía el Séptimo Sello…”.
De todos esos ángeles que estaban allí, uno de ellos tenía el Séptimo Sello. El Séptimo Sello es la Segunda Venida de Cristo.
Allí estaba el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová; y así como aquellos otros ángeles habían estado manifestados en carne humana en esta Tierra para tener sus ministerios, el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, para tener el ministerio de la Segunda Venida de Cristo como el Sol de Justicia, para el Día Postrero, tiene que venir en carne humana manifestado en un profeta y aparecer en la forma de un profeta, y manifestarse y hablarle a Su Iglesia.
Y eso lo hace por medio de la manifestación en carne humana de Su Ángel Mensajero en el Día Postrero, porque ya no tiene a ninguno de los siete ángeles mensajeros de las siete edades; y ninguno de ellos tampoco calificaba para el cumplimiento de esa promesa, porque ninguno de ellos eran mensajeros dispensacionales, sino de edades.
Por lo tanto, tiene que ser en un profeta mensajero dispensacional; y solamente queda uno en el Programa de Dios: el mensajero de la Dispensación del Reino, que es la Dispensación del Reino; y ese mensajero es el Ángel del Señor Jesucristo, para ser el instrumento de Jesucristo en la manifestación de Jesucristo como el Sol de Justicia resplandeciendo en el Día Postrero y alumbrándonos el entendimiento con Su Palabra revelada.
Ahora podemos ver: “EL MISTERIO DE LA VENIDA DEL SEÑOR COMO EL SOL DE JUSTICIA”.
Es el misterio de la Venida del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, del Ángel que tiene el Séptimo Sello; del Ángel que en Su Venida cumple el Séptimo Sello, cumple la Segunda Venida de Cristo como el Sol de Justicia.
Y para encontrar la Venida del Señor como el Sol de Justicia resplandeciendo, solamente tenemos que encontrar una cosa: el velo de carne, que es el Ángel Mensajero del Señor Jesucristo, el profeta de la Dispensación del Reino; y ahí lo encontraremos manifestado al Ángel del Pacto, al Ángel de Jehová, en carne humana resplandeciendo como el Sol de Justicia.
Ahora, el velo de carne, el Ángel del Señor Jesucristo, no es el Señor Jesucristo, pero Jesucristo estará en él manifestado como el Sol de Justicia resplandeciendo.
El Ángel del Señor Jesucristo no es tampoco Moisés, pero el ministerio de Moisés estará siendo manifestado en él por medio del Espíritu Santo. Y el Ángel del Señor Jesucristo tampoco es Elías (literalmente hablando), pero en él estará el ministerio de Elías siendo manifestado por el Espíritu Santo conforme a la promesa divina.
Y estarán ahí los ministerios de los Dos Olivos manifestados en el Día Postrero, y el ministerio de Jesucristo también estará ahí manifestado por segunda ocasión. Ese es el misterio de la Venida del Señor como el Sol de Justicia, resplandeciendo por medio de Su manifestación en carne humana, en Su Ángel Mensajero.
¿Vieron lo sencillo que es todo este misterio de la Venida del Señor como el Sol de Justicia resplandeciendo en el Día Postrero?
¿Cuándo nace el Sol de Justicia y resplandece? Nace en la mañana de un nuevo día dispensacional, o sea, en el comienzo de la Dispensación del Reino; y nace en un nuevo día milenial, o sea, nace en los primeros 125 años del séptimo milenio; y así, en ese día delante del Señor, que es el Día del Señor o Día de Jehová, Jesucristo viene resplandeciendo como el Sol de Justicia en Su manifestación final por medio de Su Ángel Mensajero.
Vean ustedes que Su rostro como el sol significa a Cristo como el sol, como Rey de reyes y Señor de señores resplandeciendo, dándonos Su Luz, Su Luz de Su Palabra, para así llenarnos del conocimiento de todo Su Programa.
Y viene para juzgar como Juez y también como Rey de reyes y Señor de señores. Viene como el Sol de Justicia; así viene el Señor en el Día Postrero; y eso será la Palabra encarnada en un hombre.
¿Vieron lo sencillo que es todo? Ese es: “EL MISTERIO DE LA VENIDA DEL SEÑOR COMO EL SOL DE JUSTICIA”.
¿Y dónde están las personas y el territorio que vería la Venida del Señor como el Sol de Justicia resplandeciendo en el Día Postrero? Aquí estamos en el territorio latinoamericano y caribeño; aquí estamos viendo al Sol de Justicia resplandeciendo en este Día Postrero.
Ahora, vean ustedes cómo este misterio sería abierto, sería cumplido en el Día Postrero y sería dado a conocer a todos los escogidos de Dios; y aquí estamos los que veríamos este misterio de la Venida del Señor como el Sol de Justicia manifestado en este Día Postrero.
Que las bendiciones de Jesucristo, el Sol de Justicia, sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también; y pronto hasta el último de los escogidos sea llamado y recogido; y todos seamos transformados, los que vivimos, y los muertos en Cristo sean resucitados en cuerpos eternos; y luego de 30 a 40 días de estadía en el nuevo cuerpo, luego vayamos todos a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Ha sido para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en esta noche, dándoles testimonio de: “EL MISTERIO DE LA VENIDA DEL SEÑOR COMO EL SOL DE JUSTICIA”.
Que Dios les bendiga, y pasen todos muy buenas noches.
No sé si tienen una segunda actividad después de la cena, o ya como están esperando… ¿tienen la otra más? ¿Qué hora tienen? No sé si le das tiempo a cenar y a tener otra actividad. Ya Miguel con ustedes… Sí, ya ustedes deciden; yo voy a estar aquí hasta el domingo en la tarde, así que solamente me avisan, y…
Ahí dice el itinerario que iban a tener una vigilia. Bueno, ya hemos tenido la de 9:00 a… una parte, la primera hora de la primera vigilia; hemos tenido de 9:00 a 10:00; y ya hemos tomado parte de la segunda hora. Sí.
Así que ya pues como ustedes tengan programado y como ustedes hagan, está correcto; pero necesitan tiempo también para cenar algo; así que si tienen la actividad luego de la cena, yo voy a estar por ahí cerca y me lo hacen saber, y estaré con ustedes en la segunda hora de la primera vigilia; y de seguro llegaremos hasta el final de la primera vigilia, y no se sabe si tomemos algunos minutos de la segunda vigilia también; y más que estaríamos hablando de las vigilias.
Así que Dios les continúe bendiciendo, Dios les guarde. Buen provecho para todos, espiritualmente primero y también materialmente, en lo que ustedes van a cenar esta noche.
Así que Dios les bendiga y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Cristo.
Con nosotros, Miguel Bermúdez Marín, nuevamente para continuar.
“EL MISTERIO DE LA VENIDA DEL SEÑOR COMO EL SOL DE JUSTICIA”.
[Revisión marzo 2023 -DM-RM]
[1] San Juan 8:12
[2] San Mateo 17:1-8
[3] San Juan 6:39-40, 6:44, 6:54
[4] Efesios 2:5-6
[5] Génesis 1:26-27
[6] Génesis 2:7
[7] Éxodo 33:18-23
[8] Mt. 3:11, Mr. 1:6-8, Lc. 3:15-16
[9] San Juan 1:26-27
[10] San Juan 8:58
[11] Hebreos 7:4-10
[12] San Juan 19:12-16
[13] La aparición de esa nube fue fotografiada y publicada en dos revistas:
Revista CIENCIA (SCIENCE): Publicación del 19 de abril de 1963, volumen 140, número 3564. Autor: James E. McDonald / https://www.science.org/toc/science/140/3564.
Revista LIFE: Publicación del 17 de mayo de 1963. Título del artículo: “And a High Cloud – Ring of Mystery”. / https://bit.ly/3ureXyD